Mil Reflejos, primer lugar ex aequo en rehabilitación de fábrica CLESA en Madrid

Escrito por Nicolás Valencia

Hace unos días les contamos que el concurso de la rehabilitación de la antigua fábrica de CLESA en Madrid y diseñada originalmente por Alejandro de la Sota en 1961 había anunciado a tres proyectos ganadores del primer lugar ex aequo: Pedro Pitarch Alonso ("La Fábrica Cultural"), Patricia Fernández García ("Mil Reflejos") y del equipo formado por Adrián Martínez Muñoz y Pablo Izaga González (Factory Garden).

En esta ocasión, conoceremos la propuesta Mil Reflejos, cuyos autores proponen abrir una vista del edificio patrimonial hacia el "encuentro de dos calles", manteniendo "la ocupación en planta que se fija en la ordenación, y sin sobrepasar la altura ni la edificabilidad". A partir de una serie de estrategias conceptuales, la propuesta "da forma a la nueva pieza de uso terciario y al espacio público adyacente".

Conoce esta propuesta premiada después del salto.

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Descripción de los arquitectos: Abrimos la plaza para observar el perfil lateral de la fábrica. La gran pantalla refleja este perfil, como una réplica. Podemos observar las siluetas desde la calle, desde la plaza, acercándonos, desde la terraza, elevándonos. Desde allí distinguimos además la estructura de las naves, los lucernarios. Pero de esta estructura hay también una réplica en el agua, en los canales, en las piezas moduladas con esta estructura lineal que configura y da forma al modo de ser del proyecto.

La propuesta parte de la potencia y la fuerza de esta imagen y de la cita que la describe. En el plano de ordenación de la modificación del Plan General para la creación del APE 08.17 “CLESA”, la vista principal que posibilita la imagen anterior se cierra con la construcción de la nueva pieza de hotel. La perspectiva hacia la fábrica en el punto de encuentro de la Av. de Herrera Oria con la calle lateral, que es de gran belleza, desaparece por la presencia de este nuevo edificio. Consideramos que es importante conservar esta imagen considerándola casi un símbolo de la fábrica Clesa.

Por ello el proyecto se articula a partir de este punto de partida, y manteniendo la ocupación en planta que se fija en la ordenación, y sin sobrepasar la altura ni la edificabilidad, la propuesta pretende abrir esta vista desde el encuentro de las dos calles. Esta decisión da la forma a la nueva pieza de uso terciario y al espacio público adyacente.

La nueva construcción se retira del punto de vista que tratamos de mantener libre, retrasándose hacia el sur. La pieza se articula en dos volúmenes. El inferior abre la perspectiva a la vista del perfil de la fábrica, y a la vez presenta una gran pantalla que refleja este perfil, como una réplica. El cuerpo alto sigue la alineación del planeamiento, de forma que superiormente los volúmenes responden a la ordenación.

El módulo de la fábrica, el que marca la estructura de los paraguas y los lucernarios, junto con la estructura de los cerramientos, es un módulo lineal, paralelo a los lucernarios, y de ancho 5,40 metros. Siguiendo esta estructura articulamos la ordenación del conjunto total, y en ella nos apoyamos para el desarrollo de los distintos programas. Esta estructura se extiende fuera de la fábrica, llegando hasta la planta baja del hotel. La intención es que el interior de la fábrica tenga continuidad con el espacio abierto intermedio entre la fábrica y el hotel, e incluso que éste se inserte en el vestíbulo, haciéndolo participe (al menos la pieza inferior), de lo que sucede en la nave y en su continuidad exterior.

Todo ello se consigue mediante unas bandas de actividad con diferente programa: vegetación, descanso, estancia, masaje, piscina, puesto. Mientras que en la nave inferior, estas bandas configuran las piscinas y los módulos de masaje y sauna. Se trata de piezas prismáticas que recuerdan a contenedores de mercancía fabriles y cuya escala está adecuada al espacio de la nave. En la nave superior, estas piezas se conciben en madera de pino y albergarán los puestos de mercado gastronómico.